martes, 15 de julio de 2014

Challenguer Vitoria distancia IRON

En primer lugar quiero empezar agradeciendo a tod@s los que me habéis acompañado en este reto, han sido 8 duros meses de entrenamiento y preparación para poder soportar esta prueba, tod@s y cada uno de vosotr@s habéis puesto vuestro granito de arena para hacer que esto sea posible. ¡¡Mil gracias!!

Voy a comenzar esta crónica con datos y luego haré un resumen del entrenamiento y posteriormente del Ironman.

4 tubulares gastados
2 botes de recuperador
3 cajas de barritas proteicas
8 meses de gimnasio y piscina
+ de 70 km de natación
+ de 8000 km de ciclismo
+ de 1000 km de atletismo

Crónica Challenguer Vitoria:

Todo comienza un 1 de Enero, un invierno frío y horroroso que se alarga prácticamente hasta el mes de Junio/Julio, un plan de entrenamiento que da miedo y mucha ilusión por delante de crear una base lo suficientemente fuerte para aguantar los terribles 3,8 km de natación, seguidos de los 180,2 km de ciclismo y de los 42,195 km de la maratón. Los días pasan y el descanso es mínimo, cada 14 días de entrenamiento un día de descanso, estoy rondando las 13 y 14 horas de entrenamiento semanales. Con un horario complicado entrenar se convierte en un proceso más complicado aún, mi despertador suena a las 5:00 de la mañana muchisimos días y el entrenamiento muchas veces no finaliza hasta las 12 de la noche, pero la ilusión y la dedicación es lo único que me queda y a pesar de querer abandonar muchas veces mi cabeza vence al entrenamiento y al estres que acumulo de tantos kilómetros y horas de dedicación.

Convertirme en un nadador, en un ciclista y en un atleta.

El problema de la multidisciplina es el entrenamiento y por supuesto el meter todo en una coctelera y que salga todo bien, cuando vas bien en la bici, corres peor, y cuando nadas muy bien en el resto vas peor, el equilibrio es la clave, ¿Pero cómo encontrar el equilibrio perfecto en 8 meses y teniendo un objetivo tan largo? Es imposible, la clave es el volumen, meter horas y horas y kilómetros y kilómetros, es duro, pero no dudé un instante y me puse con ello acumulando +300 kilómetros semanales en las 3 disciplinas.

Frío, lluvia y dedicación, un invierno horroroso.

Que tu despertador suene a las 5:00 A.M. asomarte a la ventana y que el termómetro marque -3 ºC y esté lloviendo no tiene precio, hay que echarle ganas, montarte en la bicicleta y rodar las 3 horas que te tocan ese día. Tan sólo puedo decir que ha sido un invierno infernal, muchos días de los que llovía entrenaba en montesión con la bicicleta subiendo y bajando acumulando 1200 metros de desnivel positivo y pocos kilómetros. Por suerte en el atletismo siempre se sufre menos con el frío y la lluvia y no tengo tan malos recuerdos.

Objetivos claros, meterlos en el entrenamiento y conseguir resultados.

23 de Febrero, maratón de Sevilla, logré conseguir un tiempo de 3:00:48 horas, me sentí grande, sabía que iba por el buen camino, logré realizar una maratón a un ritmo bestial y encima acabar con buenas sensaciones, lo malo venía después.........Durante varios días me quedé cojo, completamente cojo, no sabía si eran las zapatillas o que podría ser, después de descansos y fisios conseguí encontrar el error que venía de la plantilla, una modificación de la misma y de forma milagrosa a seguir rodando y entrenando fuerte.

27 de Abril, maratón de Madrid, mantener el ritmo y el volumen era clave, pero en este maratón no pude forzar la maquinaria, debía ir tranquilo, decidí 21 km tranquilos y otros 21 un poco más rápidos. Resultado: Una maratón perfecta y unas sensaciones maravillosas al terminar, estaba claro que por fondo, ya tenía buenos resultados.

31 de Mayo, duatlon de Yuncler, mi cuerpo era lentorro, un poco de chispa le vendría bien, durante 2 meses me dediqué a meter esa "chispa" que mi cuerpo necesitaba.

Semana del Ironman, un descanso sin precedentes para que el cuerpo esté descansado, se acercaba el día, estaba tranquilo, pero mi cabeza estaba 24h en el Ironman.

13 de Julio, llegó el día.

5:00 A.M., tras una noche complicada el despertador suena temprano, he dormido unas 3 horas, me siento cansado, pero con ilusión por comenzar el día, sabía que el día sería bueno, no podía fallar, el entrenamiento ha sido el adecuado. El día antes tuve que dedicarme a llevar la bicicleta al lago, llevar las zapatillas y conseguir el dorsal, el mínimo error te puede dejar fuera de la carrera, tenía que estar centrado y ante todo crearme un listado de cosas para llevar y dejar en los puntos clave, por suerte todo salió a pedir de boca.


Un autobús nos recogía en el Hotel y nos llevaba al lago, a Landa, ahí ya los nervios se notaban en el ambiente, caras serías, fotos, gente con cascos de música concentrados, el trayecto es corto y a las 7:15 llegamos al lago ¡Qué emoción!

Un revisión rápida de la bicicleta y de las bolsas, había una niebla terrible, todas las bicicletas estaban empapadas y muchos tubulares reventaron durante la noche por los cambios bruscos de temperatura, hacía un frio criminal, empezaba a dudar en mi ropa, por suerte había metido chaqueta y otras prendas térmicas por si el día era desagradable. 7:40 A.M. me pongo el neopreno y dejo la bolsa de la ropa limpia en el camión que posteriormente recogeré en la meta para cambiarme, cuando me quito las chanclas y piso el cesped frío la sensación es escalofriante, por un momento pensé que perdía los pies del frío, por suerte al rato se pasa y los nervios pueden más que el frío y se me pasa el dolor, una parada al baño y a esperar el turno.

8:00 A.M. suena la bocina y la élite se lanza al agua, hay mucha gente aplaudiendo y viviendo el deporte, los nervios me estan comiendo por dentro. Hablo con varios compañeros y compartimos momentos y consejos, en tan solo 30 minutos estaría dentro del agua.

8:30 A.M. con un poco de retraso suena la bocina, la gente se lanza como loca al agua, yo paciente, me espero a lo último y me lanzo al agua con cabeza, me esperan 226 kilómetros, no tengo prisa.



Despertando el nadador que tanto he entrenado.

El primer contacto con el agua fue agradable, sentía calor, no estaba fría el agua y al tirarme de los últimos tuve la oportunidad de comenzar la natación sin golpes ni tortazos, el agua muy transparente facilitaba la natación pudiendo ver a mis compañeros y empezar a encontrar mi ritmo.
A 300 metros de la orilla un banco de algas me pone nervioso, tenemos que nadar por encima de ellas y se empiezan a enredar en los brazos, piernas y en la cara ¡¡Qué horror!! por suerte sólo fueron unos pocos metros y después era agua clara y podíamos ver incluso el fondo. 800 metros después mi ritmo comenzaba a subir y veía gorros azules (los triatletas de distancia Half) comenzaba a remontar a gente que había salido 5 minutos antes que yo, me vengo arriba como la espuma y comienzo a nadar con fuerza.
2 vueltas de 1900 metros para completar los 3,8 kilómetros de natación, los cuales consigo completar en 1:13:04 h. Un record para mi puesto que en entrenamientos no había conseguido bajar de 1:15:00 h.
Una transición tranquila, secándome bien los pies y vistiendome de forma adecuada para comenzar con los 180,2 km de ciclismo.

Despertando el ciclista que tanto he temido y entrenado.

En este sector hay que tener un respeto, se presentan 180,2 km de ciclismo, calor, aire, pinchazos, calambres, roturas de material y aproximadamente unas 6:15:00 h de autentico calvario, por suerte un buen entrenamiento y una hidratación adecuada hace que el sector ciclismo se convierta en pasión y disfrute en lugar de una terrible odisea. Comenzamos volando, los primeros 60 kilómetros rodábamos a 32 km/h de media, me sentía cada vez más fuerte y en las cuestas arriba no había quien luchase conmigo, estaba creciendo el ánimo y la fuerza en mí, no podía creerme que pudiera ocurrir esto. La segunda vuelta comenzó a levantarse viento y la media bajó a 31,3 km/h y en la tercera vuelta el grifo del aire conseguía bajarla a 29,9 km/h, entro a Vitoria con un tiempo de 6:02:04 horas, consiguiendo nuevamente mi record en este sector que se situaba en las 6:15:00 h. Últimos 3 kilómetros a plato pequeño, mucha cadencia para empezar a mover y activar las piernas, llega el momento de echarse a la carrera y quedan 42,195 km para completar el temible Ironman.

La maratón más ansiada y más temida.

Al llegar, tuve que despreocuparme de colocar la bicicleta, la organización me la recogía y me la guardaba en un apartado a buen recaudo, rápidamente me acerco a mi bolsa y me cambio de calcetines y zapatillas, me coloco la visera, me como una barrita y me guardo 2 geles en el bolsillo, estoy en la recta final, 42 kilómetros me separan de la meta, y lo voy a conseguir.

Una maratón agónica, pinchazos en el estómago y flato me hacían de caminar y correr, la fatiga muscular era grande, pero mi cabeza estaba en su sitio, en ningún momento perdí la cabeza. En el kilómetro 4 empiezo a notar algo pegajoso por la entrepierna, me echo mano al bolsillo trasero y descubro que un gel de cocacola se ha reventado y me ha chorreado por toda la espalda y la entrepierna, el problema se agranda, me voy rozando continuamente y estoy pegajoso, muy pegajoso.







4:50:06 horas sería esta maratón agónica, la peor de toda mi vida, pero en cambio, sin sufrir y sin estar deseoso de terminar, disfrutando del ambiente y disfrutando del último coletazo del Ironman, había podido con el, y me convertiría en finisher del Challenger triatlhon distancia Iron con un tiempo de ¡¡12:22:30 horas!!

La piel se pone de gallina, el tiempo se detiene y la entrada a meta es única, acabo de conseguir el mayor reto de toda mi vida.


Ante todo, quiero agradecer a mi padre el haberme acompañado y a Vanesa y mi madre el haber soportado tantas horas de sufrimiento por mi culpa, y agradecer a tod@s los que lean esto, y los que me hayan acompañado en este duro camino.

¡¡¡FINISHER!!!


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